La historia de Arnas no es única; ojalá lo fuera. Y es terrible y conmovedora. Arnas es una gatita joven y rubia, que apareció medio muerta en Reinosa, escuálida y hambrienta, y con el pelo pegado al cuerpo huesudo. Tendría unos dos años, y pesaba un kilo seiscientos gramos. Estaba cubierta de garrapatas, sin fuerzas para moverse, y cuando por fin se encontró en una casa, a salvo, sólo quería descansar, comer, y mimos. Posiblemente la hubieran abandonado, y había perdido ya la esperanza de vivir. En un primer momento temieron que estuviera enferma, pero Arnas dio negativo a Inmuno y a Leucemia, y ha sido esterilizada sin problemas. En muy poco tiempo, su recuperación ha sido espectacular. Su pelo blanco y dorado se ha esponjado, y se ha convertido en una gata preciosa. Cariñosa y ronroneante, sólo se altera si encuentra que alguien se ha olvidado de llenarle el cuenco de la comida; entonces maulla, desesperada. Arnas, en euskera, significa "Respiro". Ella sigue viva, contra todo pronóstico. Ahora, necesita que alguien le permita disfrutar de esa segunda vida.
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