Max es un cruce de teckel de siete años, otra víctima de los cazadores. Pasó toda la vida en una pequeña jaula, encerrado durante horas sin saber lo que es una caricia, hasta que a su dueño le apetecía salir al campo a pegar cuatro tiros. Cuando ya no le han podido sacar provecho lo han tirado como un trapo sucio. A Max se le recogió con anemia, dermatitis crónica, posiblemente leishmania (está pendiente de resultado) y sin ninguna gana de vivir. Ahora se recupera favorablemente. Le brillan los ojos y ha cogido las fuerzas suficientes para dar pequeños paseos. Max es un animal tranquilo, amable y paciente, muy cariñoso y que da poca guerra. Se lleva bien con perros y gatos. No necesita mucha cosa. Se conforma con su alfombrita en una esquina, le gusta estar allí tumbadito y observar lo que ocurre, para él todo es nuevo. Max merece vivir feliz los últimos años de su vida, formar parte de una familia que lo quiera y lo mime. Está esforzándose por recuperarse, cada día se toma con paciencia sus medicinas, pero la única medicina que puede salvarlo es el calor de un hogar. Está en la Protectora de Mallorca.
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