Supliqué con la mirada compasión para mis bebés recién nacidos y nadie respondió.... me los mataron un a uno, mojaditos con el agua de la manguera, aún no habían abierto sus ojitos y ya los ví morir con mucho dolor... sin poder hacer nada, sólo llorar por ellos, en la perrera no tienen compasión de ningún perro a mí nunca me quiso nadie, nada más nacer me echaron a la calle y, siempre dando tumbos de acá para allá, dí con mis huesos en la perrera.... solo esperaba la muerte como una liberación. En el último momento salvé mi vida y a pesar de todo mi sufrimiento, aún sigo buscando las caricias del ser humano, aún tengo confianza en conmover tu corazón para que me quieras a tu lado siempre, siempre.... soy pequeñita, muy limpia, tranquila, te sigo a todas partes, no hago ruido y como poquito, solo te pido, de vez en cuando, un gesto cariñoso...
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