Príncipe tiene tres meses y una ceguera no sé si de por vida, me atrevería a decir que sí, y tics nerviosos a causa de haber pasado por la fase nerviosa de moquillo. Su mamá vivía en la calle, abandonada desde hace mucho tiempo, y allí sigue. Príncipe y sus hermanitos nacieron teniendo por hogar el suelo frío de la tierra y por techo las estrellas. Un alma buena los acogió, algunos se salvaron, otros no. Príncipe, el más débil de todos, ha logrado sobrevivir ¿para qué?, ¿para pasar el resto de su vida en una protectora? Sólo escribo con la esperanza de que una buena persona lo quiera tal y como es. Es bueno, muy bueno y se rige mucho por la voz. Va a ser medianito, más pequeño que un labrador. Si alguien le quiere, si a alguien conmueve su caso y está dispuesto a cuidar de Príncipe toda su vida aquí estamos esperándole con los brazos abiertos. Está en Cuenca.
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