Todo indica que Charlie es el típico y triste regalo de Navidad, que se hace grande, y al que en verano le han dado puerta. Apareció en un polígono con más miedo que alma, mucha hambre y mucha sed. Ahora Charlie está en el refugio compartiendo casa con dos hembras jóvenes y el animal ha cambiado como de la noche al día, ya no para de jugar. En la foto se le ve muy mojado porque ha volcado el pozal de agua y se ha rebozado. Ahora toca encontrarle un hogar definitivo, para que conozca el cariño definitivo de una familia. Se entregará en Zaragoza o proximidades con contrato de adopción y se hará seguimiento.
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