Bea es una pobre que solo viendo su pata trasera te imaginas lo que puede haber sufrido y sufre. La recogimos del campo abandonada y no se sabe bien si ha sido un cepo o un atropello, pero tiene la pata destrozada. Se quedará coja de por vida, le falta hasta un trozo de hueso y fíjate la inflamación. Sin embargo, no tiene síntomas de estar enferma y tiene muchas ganas de vivir, es sólo una cachorrita de 4 meses, eso sí, no tiene muchas ganas de jugar con otros cachorrones, yo creo que es por miedo a que le hagan daño o por que no se puede defender bien. Está en Lucena, Córdoba, pero se envía a todas partes.
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