El dueño del terreno en que se encuentran estos tres mastines se ha marchado después de venderlo y no quiere saber nada de ellos. Las personas que allí trabajaban (una pareja) compadecidos de su estado trataban con esfuerzo de alimentarles y darles agua día si, día no. Pero actualmente ha cambiado su trabajo, viéndose obligados a trasladarse a otro lugar. Ahora ya no les queda ni eso, así que su final se adivina terrible: muerte por inanición,uso para peleas o sacrificio en la perrera de Sevilla. Pesan unos setenta kilos, son padre (gris y blanco), madre (casi enteramente blanca y preñadísima) y cachorro de un año (marrón, negro y blanco). Todos ellos demuestran excelente carácter, necesitan el contacto humano (se prestaron a todo tipo de juegos, toqueteos y demás, permitiendo ser fotografiados sin dificultad) y seguramente con una mejor alimentación y mínimo cuidado presentarían un maravilloso aspecto. Están en Morón de La Frontera (Sevilla), pero podrían enviarse donde haga falta.
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